REFLUJO INFANTIL, ENFERMEDAD QUE BAJA EL RENDIMIENTO ESCOLAR

22 de agosto del 2009 | por Martha Olavarrieta

Enojo, frustración, ansiedad y depresión en los pequeños pueden ser síntomas de esta enfermedad.

En este regreso a clases es muy importante que los padres de familia, así como alistan los útiles y uniformes todos los días, también ayuden a sus hijos a tener un buen desempeño escolar cuidando su salud, porque algunos padecimientos pueden afectarlo.

Tal es el caso de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, que se caracteriza por la sensación de acidez y quemadura que corre de la boca del estómago hasta la garganta, regreso de los alimentos ya deglutidos, y que puede acompañarse de dolor crónico de garganta y estómago con y sin náusea asociada.

Este padecimiento es muy común en adultos, pero el problema se puede llegar a presentar desde los primeros años de la vida. Estudios internacionales señalan que en los países occidentales, los síntomas de la acidez y el reflujo se presentan semanalmente en 2 por ciento de los niños entre 3 y 9 años y en un 8 por ciento de 10 a 17 años.

En México, debido al incremento de sobrepeso y obesidad en la población general, incluida la infantil, es esperado un incremento en los síntomas de reflujo pues el sobrepeso es un factor claramente identificado como uno de los principales contribuyentes al desarrollo de la enfermedad.

El reflujo tiene importantes consecuencias en la calidad de vida del niño. Los resultados de una encuesta realizada a padres de Estados Unidos arrojó que el reflujo bajó el rendimiento escolar en 53 por ciento de los niños; afectó sus hábitos de sueño en 69 por ciento y en 48 por ciento les trajo como consecuencia dificultad para relacionarse con sus amigos y familia.

Los niños que tienen reflujo en algunas ocasiones no son capaces de expresar cómo se sienten, por lo que manifiestan su malestar a través del enojo, frustración, ansiedad y hasta depresión, lo que es perjudicial tanto para los pequeños como para sus familias.

El doctor Jaime Ramírez Mayans, director médico del Instituto Nacional de Pediatría (INP), señala que el reflujo es una enfermedad que ocurre cuando el contenido del estómago regresa al esófago y ocasiona trastornos o lesiones a quien lo padece.

El reflujo afecta a adultos y niños escolares de manera similar, impidiendo que la válvula entre el estómago y el esófago (cardias ó esfínter esofágico inferior) no funcione adecuadamente.

“Si el reflujo no se diagnostica correctamente, puede llevar a serias complicaciones como el estrechamiento del esófago llamada estenosis, úlceras, sangrados y en los casos más severos el esófago de Barret, que es un cambio en el recubrimiento de este órgano que tiene el riesgo de convertirse en cáncer”, explica.

¿Cómo ayudo a mi hijo?

Primero, a través de los síntomas observados por los padres o familiares cercanos al pequeño y una vez que se tiene sospecha de un malestar de acidez es importante ir con el médico, quien puede realizarle varias pruebas como son la endoscopia y la pH metría o medición del grado ácido en el esófago.

Una vez diagnosticados con reflujo, los niños deben ser tratados individualmente, dependiendo de sus síntomas y condición.

En lactantes (menores de 2 años), los cambios en el estilo de vida son el primer paso para reducir las molestias como:
• Alimentarlo de forma vertical para evitar que la comida se regrese al esófago.
• Sentar al niño, ayudarlo a eructar y ajustar sus porciones de comida.
• Modificar la dieta de los pequeños como la reducción de bebidas carbonatadas, chocolate y comidas picantes.

Además, el médico puede prescribir medicamentos como los inhibidores de la bomba de protones (IBP’s) que controlan la producción de ácido estomacal.

Recientemente, la Secretaría de Salud dio el registro a esomeprazol granulado de 10mg. desarrollado por Laboratorios AstraZeneca, el cual está indicado para niños de uno a 11 años de edad.

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