JEFE NUEVO, REGLAS NUEVAS

9 de septiembre del 2009 | por Martha Olavarrieta

La llegada de un nuevo jefe a la empresa es una situación difícil para todos, la circunstancia es extraña, pero si todos ponen de su parte, abordando el tema de manera tranquila y con una buena actitud, éste podría ser el inicio de una gran oportunidad para los miembros de la compañía.

La situación que se genera ante el cambio de un jefe es un verdadero reto tanto para este como para los empleados que estaban acostumbrados a trabajar para una persona y en una línea determinada, sin embargo dependerá de donde se mire para hacer de esta, una buena o una mala ocasión.

Para comenzar las relaciones con el pie derecho, es primordial que no existan prejuicios de parte de ninguno de los dos lados, el jefe no debe llegar con una idea preconcebida de cómo son sus trabajadores según experiencias previas y éstos por su parte, debieran dejar de lado la preconcepción de que un personaje tendrá la intención de cambiar todo en la oficina.

“Un buen paso para empezar bien es que el jefe se informe previamente de los distintos aspectos de la empresa, hablando con los líderes informales, las cabezas superiores o inferiores a él en rango, a partir de esto podría hacerse un panorama general, pero objetivo, de su nuevo ambiente de trabajo”, aconseja Margarita Chico, Directora General de Trabajando.com México.

Este es un período de marcha blanca para todos, el nuevo jefe deberá adaptarse, aprenderse nombres, cargos, conocer personalidades, pensar en nuevas ideas, entre otras cosas. Por lo que cada trabajador debiera ser conciente de ello y aportar en beneficio de este avance, por ejemplo clarificándole sus dudas u ofreciéndole ayuda, lo más importante es que esto se haga con naturalidad, comprendiendo que son todos partes de un mismo proyecto y no piezas por separado del mismo.

Para el recién llegado será esencial el apoyo del equipo desde un principio, por tanto es ideal fomentar la empatía con ellos y para esto, resulta de gran utilidad generar confianza, escuchándoles su opinión para la toma de decisiones. Si se crea este respaldo, los trabajadores sabrán responder positivamente y se sentirán alineados en términos de lograr el objetivo que busque la empresa o el departamento específico.

“Un buen jefe es un líder y de él depende que su equipo se sienta parte de un proyecto en común, lo que resulta muy importante porque finalmente serán ellos quienes representarán un camino o una barrera para el éxito de la compañía. Por lo tanto en él está la labor cotidiana de alentarlos, guiarlos y compartir tanto triunfos como fracasos”, señala Margarita Chico.

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