GREEN IT: TECNOLOGÍAS QUE APORTAN EFICIENCIA

5 de enero del 2010 | por everis

∙ La disminución de los gases de invernadero y la detención del proceso de calentamiento global se constituye hoy en la política de las grandes compañías a nivel mundial, orientación a la que se ha plegado también la industria tecnológica. ¿Filosofía, paradigma? Lo cierto es que el Green IT propone una serie de prácticas que inciden en el consumo eficaz de las infraestructuras tecnológicas y en la disminución del costo de TI, a la vez que se reducen las emisiones de dióxido de carbono, C02.

De igual modo que los organismos no gubernamentales abogan dentro de su esfera de acción por preservar el medioambiente, la industria de la tecnología se ha alineado a esta problemática proponiendo una serie de prácticas que ayudan a optimizar el recurso más preciado por estos días: la electricidad.

La competitividad de los mercados, el incremento de la información y la alta capacidad de procesamiento de los datos, ha llevado a las empresas a invertir en servidores y en sistemas informáticos cada vez más poderosos, los que demandan una cantidad mayor de electricidad. El resultado de esta dinámica ha hecho inviable el sostener un presupuesto en constante alza y a considerar, en consecuencia, el ahorro energético como tema relevante para todas las empresas.

El Green IT defiende, de cara a los usuarios de la tecnología, un uso racional y eficiente del consumo de energía. De parte de la industria tecnológica engloba todas las iniciativas orientadas a reducir el uso de materiales nocivos en la fabricación de equipos, apuntando directamente hacia el reciclaje y a la construcción de componentes que optimicen el consumo de electricidad.

Las estadísticas abundan. Se dice que el funcionamiento y refrigerado de un ordenador concentra el consumo de alrededor de dos terceras partes del gasto total de energía. En un terreno más cotidiano, notifica Gartner, los monitores y computadores suponen un 40% de emisión de C02 al medioambiente. Lo concreto es que las empresas destinaron un 48% de su presupuesto IT al pago por consumo de electricidad el año pasado.

¿Qué razones puede haber en estos momentos para lanzar iniciativas de este tipo?

Tal y como se presenta el panorama económico, el Foro Económico Mundial (FEM) en su informe «La inversión verde: Hacia una infraestructura de energía limpia», resalta los beneficios económicos que conlleva el apostar por tecnologías amigables con el medioambiente. El estudio señala que incluso después de 2008, un índice relacionado con 90 de las principales compañías del mundo en energía limpia registró un rendimiento anualizado combinado de cerca de 10% que no puede ser igualado por los principales índices accionarios del mundo.

Los motivos que llevarían a una empresa a unirse a esta tendencia van desde la sensibilidad ecológica de los proveedores de tecnologías, criterios de marketing o hasta otros más tangibles como las posibles regulaciones nacionales e internacionales derivadas del cumplimiento del protocolo de Kyoto y, principalmente, el hecho de que una inversión en iniciativas de este tipo tiene una consecuencia directa en la reducción de los gastos directos de un CPD (Centro de Procesamiento de Datos).

Sin embargo no podemos dejar de observar el contexto que nos rodea y, en estos momentos, la necesidad de reducción del gasto IT en empresas de diferentes sectores es una realidad.

¿Por qué puede ser rentable invertir en Green IT?

La respuesta a esta pregunta se encuentra, en la mayoría de los casos, en una política de ahorro de gastos presentes y futuros.

Para establecer una cifra redonda desde la cual partir se calcula que la factura eléctrica de un CPD supone el 22% del gasto. Por otro lado, todas las previsiones apuntan a un encarecimiento de los recursos energéticos, lo que nos dibuja un panorama en el que, si no se modifica ninguna variable, el costo de los CPDs pasará a ser una carga económica significativa. Según diversos estudios, el 42% de los ejecutivos de TI del mundo considera que su empresa no realiza un seguimiento del gasto energético originado por los sistemas tecnológicos, ya que requiere un compromiso por parte de la dirección y una búsqueda de resultados a largo plazo que actualmente no se lleva a cabo.

Pero en un futuro cercano es de prever que términos como el PUE (Power Use Efficiency o ratio que mide la relación entre la potencia suministrada a un CPD y la que realmente es empleada por los sistemas que lo componen) pasen a ser de manejo habitual para los CIOs. Los responsables de los datacenters de Microsoft hablan ya de objetivos de PUE de 1,125 para 2012, y de arquitecturas de diseño modular que permiten situar CPDs allá donde son más necesarios y eficientes. Para hacernos una idea, el PUE medio de un CPD hoy en día está en torno a 2.5, es decir, que de cada 2.5 Watios suministrados al CPD, únicamente uno es para el consumo de los ordenadores, mientras que el restante watio y medio se utiliza en cuestiones como refrigeración, conexiones, SAI, etc.

Ya no se trata únicamente de un problema de conciencia medioambiental, sino de una necesidad de las empresas que ven como se dispara su factura energética perdiendo competitividad en el mercado.

Históricamente los CPDs se han diseñado con infraestructuras redundantes orientadas a la obtención de altos niveles de disponibilidad y escalabilidad futura, pero el estado actual de la tecnología ha hecho innecesario este sobredimensionamiento y llega el momento de definir las directrices que van a guiar el crecimiento de los CPDs.

No podemos tampoco dejar de tener en cuenta que, según Gartner, el 70 % de las 100 mayores empresas del mundo necesitarán modernizar sus CPDs en los próximos cinco años por la propia evolución de su negocio.

Además de estos factores debemos de tener en cuenta la labor de los diferentes organismos reguladores, tanto a nivel nacional como supranacional. En este sentido la Unión Europea ya ha publicado un código de conducta de carácter voluntario para concientizar a las empresas de cara a un futuro en el que deberán optimizar la eficiencia energética de sus CPDs, ya que se estima que éstos son responsables del 2% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del mundo. Este código es voluntario, pero al margen de la conveniencia de reducir los costos de la infraestructura tecnológica las empresas deben ir preparándose para una posible regulación de estos parámetros que haría que aquellas que ya hayan tenido en cuenta estos factores gocen de una ventaja competitiva respecto a sus rivales.

Tendencia hacia la Virtualización

De acuerdo al Global e-Sustaintibility Iniciative (GeSI), del 2% de las emisiones de gases invernadero a nivel mundial causadas por la industria TIC, un 49% pertenece a los computadores y a las impresoras; un 37%, a las redes y equipos de telecomunicaciones; y un 14% de los centros de bases de datos. Sin embargo, esta misma institución proyecta que, aunque estas áreas adopten tecnologías y desarrollen planes de ahorro energético, sus efectos en las emisiones de gases invernadero podrían aumentar al doble en diez años más, ya que – para entonces – habrá más consumidores de este tipo de ordenadores y servicios TI.

Debido a que más personas tendrán acceso a equipos informáticos en los próximos años, el mayor ahorro podría provenir de organizaciones que desplieguen medidas que se orienten a una mayor virtualización de los procedimientos habituales, como el uso de videoconferencias, «tele-trabajo» y la implementación de softwares únicos que permitan su utilización en ordenadores antiguos. En otras palabras, la virtualización permite reducir el gasto energético a los proyectos al necesitar menos equipamiento y estar mejor aprovechados.

Más que una tendencia, las iniciativas orientadas al cuidado del medio ambiente y la calidad de vida de las personas, probablemente, pasarán de ser una mera estrategia de marketing e imagen corporativa. En el caso de muchas compañías, se insertarán dentro de un acertado concepto de Responsabilidad Empresarial bajo estrictas políticas medioambientales de ahorro energético, reciclaje y proyectos de fomento a la innovación tecnológica, tal como varias empresas exitosamente ya lo han logrado.

Lo cierto es que la infraestructura tecnológica crece exponencialmente y un aumento de sus costos al mismo ritmo será inviable. La reducción de costos energéticos será imprescindible para que las empresas sean competitivas en un escenario en el que la factura energética de una empresa representa un porcentaje creciente de sus gastos.

El Foro Económico Mundial (FEM) en su informe «La inversión verde: Hacia una infraestructura de energía limpia», resalta los beneficios económicos que conlleva el apostar por tecnologías amigables con el medioambiente. El estudio señala que 90 de las principales compañías del mundo en energía limpia registró un rendimiento anualizado combinado de cerca de 10% que no puede ser igualado por los principales índices accionarios del mundo.

El Green IT defiende, de cara a los usuarios de la tecnología, un uso racional y eficiente del consumo de energía. Por parte, de la industria tecnológica engloba todas las iniciativas orientadas a reducir el uso de materiales nocivos en la fabricación de equipos, apuntando directamente hacia el reciclaje y a la construcción de componentes que optimicen el consumo de electricidad.

Por una empresa ecológica

Reducir costos y aumentar la potencia de cálculo. Aparentemente puede parecer una fórmula matemática con resultados indirectamente proporcionales, pero en realidad es el reto al que se enfrentan hoy gran parte de las empresas, en el marco de la actual coyuntura económica.

Desde este punto de vista, orientarse hacia la Green IT y recurrir a tecnologías de nueva generación caracterizadas por la eficiencia energética es, de hecho, un paso prácticamente obligatorio. El aumento de la demanda de energía, el alto precio del petróleo y una toma de conciencia cada vez mayor de la importancia de proteger el medio ambiente son los factores principales que están contribuyendo a que los empresarios se interesen cada vez más por esta temática, a pesar de que los resultados de una encuesta revelan que el 78% de los responsables en materia de tecnología de la información entrevistados declaran no haber destinado todavía fondos a iniciativas relacionadas con la Green IT y/o la sostenibilidad empresarial.

Con una orientación ecológica, el sector puede alcanzar el doble objetivo de reducir el impacto ambiental y, al mismo tiempo, aumentar su propia eficacia, ahorrando costos y energía. A propósito… ¿sabía que un ordenador apagado también consume energía si está conectado a la red eléctrica? Pues bien, como ahora ya lo sabe, antes de irse a casa al final de la jornada desenchufe el ordenador ¡aunque eso signifique tener que agacharse debajo de la mesa!

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