CUANDO LA SANGRE SE ENFERMA: SEIS MIL MEXICANOS PADECEN LEUCEMIA MIELOIDE CRÓNICA

14 de junio del 2009 | por Martha Olavarrieta

· La LMC es una enfermedad de la sangre y la médula ósea.
· Anualmente se incrementan aproximadamente mil nuevos casos de personas con LMC en México.
· Las terapias blanco molecular en el tratamiento de la LMC, mejoran la calidad y expectativa de vida.

La Leucemia Mieloide Crónica (LMC) es uno de los tipos de leucemia más frecuentes en la población adulta. Se estima que cada año se presentan en México alrededor de mil nuevos casos, principalmente en personas de entre 35 y 55 años de edad expresó el Dr. Raúl Cano Castellanos, presidente de la Agrupación Mexicana para el Estudio de la Hematología A.C.

Actualmente, esta enfermedad maligna de la sangre y médula ósea afecta a más de seis mil mexicanos, de los cuales aproximadamente 40% desconoce padecer la enfermedad, situación que retrasa el diagnóstico y limita la esperanza de vida en quienes la padecen, expresó el

La LMC es una enfermedad cancerígena caracterizada por el crecimiento desordenado de glóbulos blancos (leucocitos) en sangre y médula ósea. “Su desarrollo es el resultado de una anomalía cromosómica adquirida, originada por el intercambio del material genético entre el cromosoma 9 y el cromosoma 22, denominada cromosoma Filadelfia (Ph+), lo que se traduce en la transformación maligna de las células madre de la médula ósea”, precisó.

Por su parte, el Dr. Luis Meillón García, Jefe de Hematología del Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, manifestó que este padecimiento es de carácter progresivo y curso lento, generalmente no da síntomas incluso durante varios meses. Afortunadamente, es detectable con una biometría hemática, estudio sanguíneo de fácil acceso.

Después de un tiempo variable cuando la Leucemia Mieloide Crónica ha avanzado –agregó- los pacientes comienzan a experimentar síntomas como cansancio excesivo, pérdida de peso, aumento de volumen del abdomen por crecimiento del bazo, saciedad temprana y anemia, o incluso fiebre y sudoración profusa, lo que afecta de manera importante sus actividades cotidianas.

“Lamentablemente, alrededor del 40% de los pacientes desconocen que tienen la enfermedad, atribuyéndolas a otros trastornos como estrés, exceso de trabajo y malos hábitos, lo que permite el avance de la misma”, advirtió.

Si bien aún no hay una cura para la Leucemia Mieloide Crónica, hoy día existen innovadoras estrategias conocidas como terapias blanco molecular, medicamentos inhibidores de la tirosina cinasa que aplicados como tratamiento inicial para la LMC, han demostrado elevar la expectativa y calidad de vida de los pacientes, señaló el Dr. Eduardo Cervera, director de Enseñanza del Instituto Nacional de Cancerología.

“Para el 90% de los pacientes diagnosticados con Leucemia Mieloide Crónica con cromosoma Filadelfia positivo, el tratamiento indicado hoy por hoy es un inhibidor de la tirosina cinasa altamente específico, llamado imatinib, el cual bloquear el efecto de la enzima (proteína) causante de la aparición de este tipo de leucemia”, precisó.

En tanto, el resto de los pacientes que oscilan entre 8% y 15%, quienes no pueden utilizar imatinib debido a su edad y alteraciones moleculares adicionales que presentan, se han desarrollado tratamientos de segunda generación sumamente efectivos, uno de ello es nilotinib, señaló el experto.

De igual manera –dijo– en aquellos pacientes que presentan resistencia o intolerancia a las terapias blanco de primera generación, se han desarrollado terapias segunda generación, como es el caso de nilotinib, con una mayor especificidad por el gen responsable de la Leucemia Mieloide Crónica, todo con el objetivo de devolver la esperanza de vida a miles de pacientes con la enfermedad.

“Esta característica hace a los inhibidores de la tirosina cinasa mucho más efectivos en el control de la Leucemia Mieloide Crónica, al tiempo que ofrecen el más alto nivel de tolerabilidad y disminuyen los efectos secundarios característicos de otros tratamientos tradicionales (radioterapia y quimioterapia), como náuseas, vómito, fatiga y diarrea”, afirmó el oncólogo.

Los especialistas coincidieron en que la conjunción de estas poderosas estrategias terapéuticas ha revolucionado el tratamiento de la Leucemia Mieloide Crónica, ya que además de incidir sobre el defecto específico causante de la leucemia, no altera significativamente el funcionamiento de las células normales y disminuye los efectos secundarios asociados, mejorando la expectativa y calidad de vida de los pacientes.

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