COMO AYUDA LA FAMILIA AL PACIENTE CON ALZHEIMER

21 de abril del 2008 | por Dr. Ignacio Orozco

El Alzheimer es una enfermedad que afecta tanto al paciente como a quien lo cuida. El comportamiento del enfermo altera por completo la dinámica familiar, pues no sólo es atenderlo sino también paliar con los cambios de humor. Hay que considerar que el proceso de la enfermedad de Alzheimer modifica el humor, el comportamiento y el tipo de relación del enfermo con su cuidador y su entorno familiar y social, dificultando la convivencia.

El paciente de Alzheimer suele tener cambios bruscos de comportamiento, por ejemplo, un día amanece deprimido, al otro día apático, y con estas alteraciones el cuidador debe estar alerta para tener una vida llevadera sin afectar la relación y su vida, pues es normal que reacciones de manera exagerada o incluso agresiva, en la fase intermedia, ante acontecimientos que le confunden.

Cuando la enfermedad se encuentran en fase avanzada el comportamiento del enfermo con Alzheimer cambia, pueden presentarse conflictivos, y los trastornos del sueño, alimenticios y de higiene son habituales. Ante estas conductas, cuidadores y familiares deben tener presente que no son intencionadas y reaccionar con calma. Ante estos cambios bruscos en la dinámica familiar, los nuevos tratamientos que detienen el progreso de la enfermedad como la memantina de Merz, han devuelto gran tranquilidad al paciente y principalmente, a la familia. Este medicamento inhibe el deterioro cognitivo, por lo que el paciente con Alzheimer evita perder la función de sus facultades. La memantina de Merz es el único fármaco autorizado en cualquier etapa de la enfermedad.

Sin embargo, para un mejor control de la enfermedad y lograr que no altere la dinámica familiar, es importante conocer todo lo referente al padecimiento, pues de esta forma el cuidador tendrá mayores herramientas para vivir con el enfermo de Alzheimer. Hay que recordar que los pacientes pueden tener cambios bruscos de comportamiento debido a: malestar físico causado por la enfermedad o la medicación; la sobreestimulación por el exceso de ruido o de actividad a su alrededor; la incapacidad para reconocer el entorno familiar; la frustración que le produce no poder realizar tareas complicadas; la imposibilidad de comunicarse adecuadamente con otra persona.

Ante las dificultades crecientes que el enfermo de Alzheimer sufre para comunicarse, se pueden mantener determinadas actitudes que le ayudarán a mantener la tranquilidad y a no angustiarse:
· Ser pacientes, de forma de hacerle saber que le escuchamos y que intentamos entenderlo.
· Interesarse por su conversación.
· Darle seguridad con palabras, gestos, un abrazo.
· Darle el tiempo que necesite para expresarse y para pensar, sin interrumpirlo.
· Evitar al máximo corregirlo. Hay que recordar que en caso de no controlar y detener la enfermedad, ésta progresa y cada día se le dificulta más el habla.
· Dedicarle un tiempo al día para conversar.
· Crear un lenguaje sencillo para comunicarse, por ejemplo con las manos, los gestos. Hay que recordar que el paciente con Alzheimer también tiene dificultad para comprender las cosas, por ello es necesario darle tiempo para que comprenda lo que le decimos.
· Identificarse uno mismo antes de comenzar a hablar, para evitar dificultades de reconocimiento.
· Dirigirse al enfermo por su nombre, esto le ayudará a orientarse.
· Tener la paciencia y el respeto necesario para repetir o volver a formular las preguntas o la información tantas veces como sea necesario.
· Darle apuntes visuales, señalando o tocando los objetos de que hablamos.
· Evitar hacer una platica a base de preguntas, porque lo sentirá como interrogatorio, lo cual no contribuirá en nada si es que se le quiere ayudar a recordar.
· Y sobretodo, tratarlo con respeto y dignidad, evitando dirigirnos al paciente con un tono de superioridad.

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