ALGUNOS PRINCIPIOS DE RESPONSABILIDAD SOCIAL FACTIBLES PARA TODOS

20 de noviembre del 2006 | por Santiago Macias H.*

Las empresas no están interesadas en beneficios intangibles, requieren resultados concretos y están encontrando que el concepto ético puede tener un impacto real y positivo en la utilidad neta. A continuación presento diez iniciativas que, con base en experiencias reales, logran resultados positivos de negocio:

1.- Las Relaciones Basadas en la Confianza:

Las empresas se benefician al existir un alto nivel de confianza entre sus empleados. Esta confianza se traduce en decisiones más rápidas, menos burocráticas. En virtud de que el proceso de decisiones consume tiempo y es costoso, la confianza entre los empleados se traduce en un ahorro inmediato que se refleja en la utilidad neta.

Tan importante como la rapidez en la toma de decisiones, es el hecho de que éstas sean de calidad. La empresa que se consolida alrededor de un conjunto de valores compartidos por todos, hace que sus gerentes sean más aptos para reaccionar de la misma manera, asimismo refleja consistencia en sus respuestas. Las empresas sin esta consistencia se encuentran debilitadas ante los desafíos por la desconfianza, las envidias y están expuestas a traiciones.

2.- Consistencia en la Planeación:

Las empresas con valores compartidos tienen una mejor disposición para efectuar ejercicios de planeación estratégica. A mayor claridad en el sentido de predecibilidad basada en valores compartidos, mayor habilidad de los ejecutivos para preparar pronósticos acertados e implementar estrategias basadas en dichos pronósticos.

3.- Las Crisis Gerenciales:

Las empresas con valores compartidos son capaces de reaccionar más rápidamente ante situaciones graves o emergencias. Los directivos pueden responder rápidamente, al no tener que informar de cada movimiento, evitando así retrasos en las decisiones.

Si los valores son lo suficientemente explícitos, los gerentes confiarán en que su decisión es la correcta, en vez de jugar a la defensiva con tácticas obstruccionistas, sabiendo que inclusive serán recompensados por su actuación. En contraste, los gerentes de empresas en donde los valores son nebulosos o de plano se carece de ellos, a menudo aprenden la dura lección que, en tiempos de crisis, las acciones equivocadas o no adecuadas se quedan sin castigo.

4.- La Confianza y la Lealtad:

Una cultura empresarial basada en valores éticos, crea las bases de una estructura gerencial más plana, proporcionando una autonomía mayor a los gerentes en sus operaciones. Las empresas con esta cultura pueden otorgar poder de decisión a más gente, incrementando el ritmo del negocio, la lealtad y el compromiso y por supuesto, incrementando la probabilidad de desarrollar excelentes líderes.

5.- Las Compañías son tan Buenas como su Gente:

El desarrollo y planteamiento claro de expectativas es vital para una contratación y promoción exitosas. Estas expectativas deberán incluir valores de honestidad, responsabilidad, respeto y justicia.

Al desarrollar patrones para la contratación y promoción basados en valores además de la competencia y el desempeño, recursos humanos tendrá una mayor confianza de que los empleados con diferentes antecedentes encajarán bien dentro de la cultura corporativa. Sin estos patrones, las empresas se arriesgan a construir una organización aparentemente brillante, vigorosa y trabajadora, que careciendo de una brújula moral, se convierten en organizaciones con altos índices de rotación en el empleo, ausentismo, cinismo y deshonestidad.

6.- Consumidores y Valores:

Cada vez más los clientes buscan proveedores responsables. Las empresas basadas en valores éticos no ven diferencias entre sus valores y los de sus clientes. El resultado es un mejor manejo de los problemas por productos dañados, devoluciones, etiquetado incorrecto, órdenes extraviadas o faltantes, etc.

Tales empresas ponen al cliente en primer lugar, no sólo por mejorar el record de ventas, sino por reconocere la empresa y sus clientes son una sola unidad en valores, actitudes y expectativas.

7.- Los Accionistas y los Valores:

Con una tendencia cada vez mayor a invertir los ahorros en acciones de empresas, los inversionistas quieren ser parte de las “buenas” empresas, no sólo de las rentables.

En virtud de que la competencia cierra diferencias entre los varios productos y servicios, las empresas que actúan éticamente tienen poderosas ventajas para atraer inversión. En contraste, las empresas que se llevan los encabezados de los periódicos por sus prácticas no éticas, crean la aversión de sus accionistas y su deslealtad.

8.- La Regulación y la Ética:

El mejor preventivo para evitar la burocracia y el papeleo, así como la regulación externa, es demostrar con registros (transparencia) la bondad de una autorregulación respetuosa. La razón es la ética, la cual puede ser definida como la obediencia a lo que no es exigido cumplir y es fundamentalmente diferente a la ley, la cual requiere se acaten las reglas previstas. En la vida de las empresas, como en cualquier otro aspecto de la vida en sociedad, las leyes surgen cuando se colapsa la autorregulación.

9.- Las Alianzas y Asociaciones y los Valores:

En las alianzas, fusiones y adquisiciones, el concepto de valores centrales compartidos es esencial. Nada es más difícil que tratar de mezclar dos culturas empresariales cuyos valores están en desacuerdo o no existan. Las empresas con valores tienen procedimientos y programas que les permiten identificar las potenciales diferencias éticas; trabajar en dichas diferencias y construir los nuevos valores, establecer una nueva misión común y fijar objetivos similares.

El mayor peligro en las alianzas es que, después de terminar los aspectos financieros y legales, las culturas simplemente no se alinean y el fracaso es latente.

10.- La Ética, una Forma de Seguro:

Un adecuado y floreciente programa ético proporciona el confort de la indemnización. Como cualquier seguro, un programa ético tiene costos de mantenimiento, sin embargo, ningún ejecutivo responsable trabajaría sin seguros, y nadie mediría el rendimiento proyectado de las utilidades sin los gastos de seguros. En la realidad ocurre exactamente lo opuesto, el éxito fluye hacia aquellas empresas que no tienen quebrantos financieros en casos de siniestros como huracanes, inundaciones o incendios, que reducirían drásticamente las utilidades. De manera similar, un buen programa ético provee seguros contra una moral caída y valores éticos destruidos (corrupción) que afectan a tantas compañías en la actualidad.

La responsabilidad social afecta a la rentabilidad; la empresa de hoy depende centralmente de tres factores: el liderazgo de su director para definir el rumbo de manera clara; la confianza que sea capaz de transmitir a sus clientes, sus proveedores y sus propios empleados y la orientación hacia la mejora continua en sus procesos de producción, distribución y administración.

* Coordinador General del COMPITE, A.C. smacias@compite.org.mx




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