LA REVOLUCIÓN DEL TRABAJO DIGITAL
8 de mayo del 2020 | por Luis Gerardo García, CEO de AMD México
La forma en que trabajamos ha cambiado a través de los años. Simplemente hoy, más de 90% de la fuerza laboral está compuesta por trabajadores de las generaciones X, Y & Z. Dentro de estas cifras, 4 de cada 5 miembros de los últimos dos grupos, es decir, millennials y centennials, han declarado sentirse más eficientes al utilizar herramientas tecnológicas en sus tareas profesionales. Tal relación con la tecnología es un rasgo identitario de las generaciones más jóvenes, marcando a su vez nuevos retos administrativos, modelos de negocio y paradigmas de innovación para las empresas.
Según datos de la consultora Select, dos de cada tres negocios en México tienen la capacidad de habilitar sus operaciones de forma remota mediante tecnología. Esta digitalización del trabajo está modificando no solo la forma en que operan industrias tradicionalmente análogas, también está creando nuevos roles a la par que otras tareas son absorbidas por la automatización.
Un ejemplo de esta cuarta revolución industrial es la manufactura automotriz, donde urbes como Detroit, que dependían económicamente de grandes plantas de fabricación, pasaron de tener una población de más de 1.85 millones de habitantes en 1950 a 700,000 ciudadanos en 2013. En cambio, ciudades como San Francisco han experimentado un auge, resultado de la instalación de múltiples firmas relacionadas con el sector tecnológico.
Pero este impacto va más allá de la esfera industrial, prácticamente cualquier empleado moderno podría realizar su jornada laboral desde la comodidad de su hogar, haciendo de su computadora una oficina completa al alcance de su mano. Conforme a lo que reporta la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, 70% de las actividades laborales en México podrían realizarse de forma remota mediante el uso de tecnología.
Los servicios y tareas administrativas y/o basadas en el tratamiento de información suelen ser más susceptibles a estrategias de digitalización, seguidas a continuación con áreas comerciales o de ventas, que pueden aprovechar las plataformas electrónicas para mantener la continuidad de negocio desde cualquier parte.
Si bien sectores más dedicados a labores manuales o interpersonales, como la manufactura, el transporte y la explotación de recursos tienen mayor dificultad para adoptar estas prácticas, es innegable que poco a poco se hace evidente la forma en la cual comienzan a permear las soluciones tecnológicas y de automatización en sus funciones diarias.
Contar con un equipo de cómputo confiable se ha vuelto una necesidad para la fuerza de trabajo actual, de ahí que el objetivo de AMD sea ofrecer soluciones que impulsen la productividad de las personas a través de sus dispositivos. Bajo la premisa de work everywhere, es importante seleccionar computadoras ligeras y que puedan trasladarse fácilmente sin ocupar mucho espacio, de modo que pueda recrearse la misma experiencia de trabajo en la oficina, el hogar, alguna cafetería, un parque o hasta en la playa. Del mismo modo, es importante contar con las características de procesamiento, conectividad y multitarea que se adecuen a las demandas de la jornada diaria.
Desde los ajustadores de seguros, acompañados de equipos portátiles para levantar el reporte de siniestros en el camino, hasta los ingenieros en aeronáutica que pueden capacitar a sus compañeros con realidad virtual para reparar un fallo de motor desde la torre de control, la tecnología ha cambiado la forma en que trabajan todas las unidades económicas alrededor del mundo.
De acuerdo con el World Economic Forum, en los próximos diez años 50% de los trabajos actuales serán diferentes debido a la adopción de automatización en su modelo de negocio, pero solo 5% de estos desaparecerán. La demanda de profesionales cambiará, buscando perfiles cada vez más especializados, haciendo del manejo de tecnologías un lineamiento básico de contratación.
Si bien la brecha generacional da una ventaja a los nativos tecnológicos, conforme las demandas y vacantes evolucionen, los conocimientos cotidianos dejarán de marcar una diferencia. En la medida que las empresas aterricen este tipo de iniciativas en su operación, los usuarios requerirán también nuevas capacidades, convirtiéndose en conductores tecnológicos y aportando habilidades suaves relacionadas con la empatía, la creatividad y la innovación.