EL ROI Y SUS DEMONIOS
27 de agosto del 2011 | por Rogelio Calzada
Iniciemos por el principio: ROI, Return of Investment o Retorno de Inversión, es el beneficio que obtenemos por cada peso invertido durante un periodo de tiempo y lo usamos para analizar, evaluar y comparar la viabilidad de un proyecto y medir su éxito. En estas épocas cobra un valor fundamental que cada peso invertido en tecnología no solo regrese sino que se multiplique.
Desde hace tiempo me pregunto, ¿Por qué hoy las áreas creadoras y/o consumidoras de proyectos de tecnología ya no elaboran el ROI?
En estos tiempos donde sólo es importante lo actual, lo de hoy, lo del momento, nos retrasarnos tomando decisiones al vuelo. Nos centramos en muchas cosas supuestamente importantes para nuestra toma de decisiones, pero nos da tanta flojera calcular el ROI que preferimos para decidir un proyecto irnos por datos superficiales como: el número de clientes “grandotes” de la empresas que lo propone, si es nuestro “cuate” o el recomendado del Jefe del Jefe, o ¡el que da más barato!, o hasta el que lo entrega en menos tiempo. Al final son agraciados aquellas empresas a los que estos métodos de selección les son favorables.
Todos sabemos de las estadísticas de proyectos exitosos vs. proyectos fracaso, hoy más que nunca se aplica ese gran dicho al que siempre trato de apegar mis propuestas y proyectos: “nunca hay tiempo para hacer bien las cosas pero siempre hay tiempo para volver a intentarlo”. Piensen, reflexionen, miren a su alrededor y recuerden ¿cuantos proyectos así conocen? Seguro no son los del amigo del amigo y es que todos los que hemos estado en contacto con proyectos de software, ya sea participando en alguna de las etapas del desarrollo o peor aún, en el proceso de selección de un proveedor que nos ofrece un proyecto para finalizar en tres meses y que terminamos después de los 15… meses o más.
Es verdad que la propuesta del cálculo del ROI puede sonar demasiado extensa ya que tendríamos que definir: Primero las condiciones y costos de la forma de operar actual; después los costos de la inversión para la nueva operación y finalmente la conclusión del sistema aunándole la inversión del proyecto mismo.
Quisiera reflexionar en procesos más simples y es de nuevo, precisamente donde tomamos la decisión de desarrollar o contratar, donde evaluamos nuestros recursos, nuestra carga de trabajo y el presupuesto, amén de la urgencia del nuevo proyecto. La estrategia a seguir al pensar en que necesitamos alguien externo al que debemos encargarle un proyecto nuevo mientras “mi gente” quien más conoce la operación se queda dándole mantenimiento a los sistemas de rutina. Me pregunto… ¿No será posible que nuestro propio personal pudiera desarrollar con más eficacia, puntualidad y certeza el proyecto?, y ¿si contratamos externos para mantener los problemas que se presenten en este lapso de construcción? Claro, con el apoyo de algún experto interno.
Ponemos en manos externas nuestro proyecto y suponemos que un solo legajo de especificaciones y un contrato donde nos aseguramos por mil formas que si no cumple, las penalizaciones van a estar de miedo, suponiendo así asegurar el éxito.
Al final las empresas de desarrollo tienen que vivir de algo y claro que “le van a entrar” pero por favor, asegurémonos que no vamos a tener un dolor de cabeza en el futuro y que no estamos firmando nuestra desazón por varios meses o años inclusive. ¿Por qué no evaluar a los despachos externos por los proyectos concluidos en tiempo? Sugiero crear una norma donde la casa consultora sea calificada por sus clientes. Es decir, por determinado número de proyectos el cliente calificara su nivel de satisfacción, a nadie nos gusta esto y hay infinidad de razones por las que no concluimos a tiempo un proyecto pero si lo logramos, seguro vamos a obtener una mejor puntuación.
Habrá que tomar en cuenta algunos temas a calificar por ejemplo: Presentación, funcionalidad, disponibilidad, tiempo de respuesta, facilidad de uso, cantidad de errores encontrados en la liberación, mejora en los servicios y procesos, incremento de ventas, documentación y por supuesto la entrega a tiempo, ese es el fin de todas las metodologías que supone somos expertos ¿no es así?
En un sentido básico debemos contemplar las herramientas de construcción con las que contamos, el número de recursos y el conocimiento del negocio, hoy en día existen herramientas y metodologías ágiles que nos pueden ayudar a mejorar esta actividad, reduciendo el número de recursos, mejorando la imagen de nuestro sistema, entregando a tiempo al usuario, permitiéndole la oportunidad a la empresa de salir al mercado antes que la competencia. No nos dejemos llevar por el pago de cero pesos por las herramientas o dejando de capacitar a nuestros recursos en nuevas tecnologías y metodologías pagándole a un ejército de programadores que cobran caro por los cientos de certificaciones que traen en la espalda y por eso pensamos que vamos a terminar antes, o que los resultados van a ser mejores.
De aquí surge otra pregunta relacionada al resultado de los proyectos ¿Cuánto invertimos en la investigación y prueba de nuevas y diferentes tecnologías y/o metodologías? No hay tiempo ¿verdad? Por el momento aquí les dejo estas ideas acerca del ROI esperando sembrar la necesidad de pensar en él más seguido, aderezándole su propia experiencia y dedicándole un poco de tiempo a reflexionar en la toma de decisiones antes de asignar o contratar un nuevo proyecto.