CUIDAR LA VISIÓN, EL MEJOR REGALO PARA TODA LA FAMILIA

27 de diciembre del 2008 | por Martha Olavarrieta

· Mantener una visión óptima requiere hábitos saludables para evitar enfermedades oculares.
· La OMS estima que 75 por ciento de los problemas oculares pudieron prevenirse.
· Especialistas recomiendan una visión anual y cuidados cotidianos de la visión.

Si a lo largo del año prestó poca atención a problemas oculares como ojos rojos, lagrimeo, visión borrosa, sensibilidad a la luz u otra molestia que afecta su calidad visual, esta navidad, más allá de obsequios materiales, es más importante regalar a su visión bienestar, confort y salud.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cerca del 75% de los problemas que ocasionaron pérdida de la capacidad visual y ceguera, pudieron ser prevenidos o tratados a tiempo.

No obstante, “en esta época, estamos tan ocupados en las cenas, regalos y fiestas, que olvidamos atender la salud propia y la de nuestra familia, con el riesgo de que enfermedades como las oculares, evolucionen hasta limitar o incapacitar nuestra visión”, sentenció el oftalmólogo Yudy Marín Alanoca, certificado por el Consejo Mexicano de Oftalmología.

De acuerdo con el doctor Yudy Marín, miembro de la Sociedad mexicana de Oftalmólogos Militares, el primer paso para la preservación de la salud visual consiste en realizarse un examen completo de los ojos, ya que es la única forma de detectar y tratar, oportuna y adecuadamente problemas y enfermedades que afectan la salud visual.

“Una revisión oftalmológica por lo menos una vez al año podría prevenir enfermedades oculares, incluso evitar pérdida de la capacidad visual y ceguera”, enfatizó el especialista.

Además del examen oftalmológico –explicó- es fundamental protegerse de agentes cotidianos que provocan daño a la vista, como la contaminación, el deslumbramiento citadino, largos periodos frente a la computadora y la exposición a los rayos UV solares, factores responsables de afectaciones visuales como ojo rojo, conjuntivitis, fatiga ocular, degeneración macular, afectación de retina y córnea (ojo seco), además de catarata, esta última considerada la principal causa de ceguera en el mundo.

Y en la infancia, estos factores medioambientales pueden aún tener mayores consecuencias. Por ejemplo, “los ojos de los niños son más susceptibles a los efectos de la radiación solar, por tener estructuras más transparentes, y se estima que el 80% de la exposición a los rayos UV solares ocurre antes de los 18 años, razón de sobra para establecer medidas de protección ocular”, precisó.

Una medida de protección adecuada para mantener a raya estos agentes peligrosos a la visión, es el uso de lentes fotosensibles Transitions, los cuales brindan protección a los ojos frente a esta gama de factores nocivos como radiación UV, deslumbramiento y exposición a computadoras, dijo.

Este tipo de lentes fotosensibles tienen el beneficio de adaptarse automáticamente a las condiciones cambiantes de iluminación en cualquier ambiente, bloqueando el deslumbramiento visual, lo cual mejora el contraste, elimina la tensión y fatiga ocular. Y gracias a que ayudan a proteger al 100% contra los rayos UV solares, contribuyen a mejorar la calidad global de la visión, mencionó el especialista.

“La salud visual es más que un regalo, de ella depende su bienestar hoy y en el futuro. Y para mantenerla en óptimas condiciones se requiere de protección cotidiana y revisión periódica para poder disfrutar de todo lo bueno que ofrece la vida a través del sentido de la vista”, mencionó el especialista.

De acuerdo con el Instituto Nacional del Ojo del Departamento de Salud y Servicios Humanos del los Estados Unidos, entre los principales signos y síntomas que revelan la presencia de problemas visuales están:

En adultos:

• Problemas para adaptar la visión en lugares oscuros.
• Dificultad para enfocar objetos cercanos o distantes.
• Alta sensibilidad a la luz o brillos (deslumbramiento).
• Cambio de color en el iris.
• Párpados con bordes rojos, legañas o hinchados.
• Dolor dentro o alrededor de los ojos.
• Visión doble, nublada o borrosa
• Puntos oscuros al centro de la zona de visión.
• Lagrimeo excesivo o «ojos llorosos».
• Sequedad de ojos con picazón o ardor.
• Ver puntos o imágenes extrañas.

En niños:

• Tiene ojos no alineados (parece estar bizco o mira hacia fuera).
• Presenta bordes de los párpados rojos, con legañas o hinchados.
• Tiene ojos llorosos o rojos (inflamados).
• Se frota mucho los ojos.
• Cierra un ojo o se lo tapa.
• Inclina la cabeza o la mueve hacia delante.
• Dificultad en leer o hacer otros trabajos de cerca.
• Pestañea más que lo normal.
• Entrecierra los ojos o frunce el ceño.

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