COMPRAS SALUDABLES
10 de agosto del 2011 | por Martha Olavarrieta
∙ El etiquetado de los productos contiene información útil para elegir nuestras compras.
Una alimentación sana requiere de organización, y en la actualidad esto no parece ser una tarea fácil. El acelerado ritmo de la vida muchas veces nos impide preparar alimentos en casa y hace que optemos por adquirir productos industrializados. El consumo de estos productos ha incrementado y hoy es una de las principales causas del aumento de enfermedades como la obesidad y la diabetes.
Al hacer la compra de alimentos se recomienda elaborar una lista de lo que se necesita y, preferiblemente, acudir después de comer, lo que evitará las compras impulsivas. Hay que seleccionar los alimentos que tienen valores diarios elevados de fibra, vitaminas y minerales y evitar aquellos con valores altos de grasa, azúcar y sal.
Ante esto, el Instituto Carlos Slim de la Salud en la sección “Plaza Nutrette” (Día con Día) de su portal www.clikisalud.info proporciona datos de interés para aprender a leer las etiquetas de los productos de consumo diario y poder así elegir los que más beneficios aportan a la salud de la familia.
El etiquetado de los productos tiene la finalidad de proporcionar información al público sobre el contenido de los alimentos, de forma que esto facilite la elección de las compras, lo que ayudará a prevenir enfermedades, evitar gastos innecesarios y llevar una alimentación balanceada.
Un dato muy interesante que debemos conocer sobre la lectura de las etiquetas es que los tres primeros ingredientes que éstas muestran son los que se encuentran en mayor proporción en los productos. También es importante saber que muchos ingredientes vienen etiquetados con diferentes denominaciones; tal es el caso de la sal, que puede aparecer como bicarbonato de sodio, propinato de sodio, benzonato de sodio y diosodio fosfato. De consumirse en altas concentraciones, este ingrediente puede provocar hipertensión.
Para el caso de las grasas, cuando las etiquetas indican “grasas totales”, se refieren a la suma de las grasas saturadas, las poliinsaturadas y las trans. Las grasas saturadas y las trans son perjudiciales, pues se adhieren con mayor facilidad a las paredes de las arterias. Por su parte, las grasas poliinsaturadas son más aconsejables, aunque las grasas monoinsaturadas son las más saludables. Lo recomendable es consumir alimentos con menos de ocho gramos de grasa por porción.
En cuanto a los productos light, muchos sólo eliminan azúcar. Es necesario verificar la cantidad de grasa que tienen, ya que muchos pueden contener grasas como manteca, mantequilla, aceite de coco, de palma o margarina, algunas de las cuales son grasas trans iatrogénicas (que producen enfermedades). Aquellos productos formulados con una reducción de grasa contienen 25% menos que los productos normales, lo que no significa que están libres de grasa, que no contengan calorías y que se puedan consumir libremente.
El término “libre” se refiere a que el producto no contiene o contiene sólo cantidades insignificantes del nutriente que se menciona. “Buena fuente” se refiere a un contenido entre 10% y 19% del valor diario recomendado de ese nutriente.
Además de los contenidos de los productos, también es importante revisar el tamaño de las porciones que contiene el producto. En ocasiones, el tamaño que indica la etiqueta se refiere a la cantidad correspondiente a una sola porción, pero el producto puede contener más de una, por lo que estaremos consumiendo más calorías.
Es importante recordar que muchos de los requerimientos diarios de nutrientes de un plan adecuado de alimentación se obtienen consumiendo productos frescos no industrializados. La verdadera alimentación balanceada se basa en comer de todo pero en cantidades moderadas.