AYSÉN, PARA AMANTES DE LA NATURALEZA
9 de enero del 2011 | por Martha Olavarrieta
Ubicado en el corazón mismo de la Patagonia chilena, la XI Región de Aysén constituye uno de los sitios menos conocidos del extremo sur americano. Sin dudas, esta condición constituye uno de sus grandes atractivos, ya que los visitantes pueden encontrar en su geografía rincones de naturaleza inexplorada y virgen.
Ideal para quienes buscan sitios apenas invadidos por la civilización, Aysén tiene algo más del cincuenta por ciento de su superficie dedicada a áreas protegidas, de las cuales cinco son Parques Nacionales, doce son Reservas Nacionales y dos son Monumentos Naturales. Ello, sin dudas, pone de manifiesto el enorme territorio natural que la zona pone a disposición de los visitantes, cuyo listado completo es el siguiente: Reserva Nacional Lago Rosselot, Parque Nacional Queulat, Parque Nacional Isla Magdalena, Parque Nacional Isla Guambín, Reserva Nacional Guaitecas, Reserva Nacional Lago Carlota, Reserva Nacional Lago las Torres, Reserva Nacional Mañihuales, Reserva Nacional Trapananda, Reserva Nacional Rio Simpson, Monumento Natural Cinco Hermanas, Reserva Nacional Coyhaique, Monumento Natural Dos Lagunas, Reserva Nacional Cerro Castillo, Parque Nacional Laguna San Rafael, Reserva Nacional Jeinimeni, Reserva Nacional Tamango, Reserva Nacional Katalalixar y Parque Nacional Bernardo O’Higgins.
Su característica son los fiordos, rodeados de aguas y la frondosa selva valdiviana con sus flores silvestres, bosques, valles y montañas.
Coyhaique y sus alrededores
A la hora de recorrer la región y armar itinerarios, es imposible obviar a la ciudad de Coyhaique como punto de partida de un viaje rústico rodeado de un paisaje de belleza única. Fundada en 1929 y emplazada en un hermoso valle de suaves lomadas, Coyhaique es la capital de la Aysén. Tranquila y casi bucólica, está amparada por el cerro Divisadero y rodeada de los ríos Simpson y Coyhaique.
Recorrer los rincones de Coyhaique significa conocer el Museo Regional, la Plaza del Pionero con su tradicional Monumento al Ovejero o la Feria de Artesanos, epicentro de artistas de toda la región que convergen hasta aquí con sus diferentes creaciones.
Saliendo de la ciudad y siguiendo la ruta que orilla el caudaloso río Simpson, es posible visitar la Piedra del Indio, una roca viva tallada por el viento patagónico a lo largo del tiempo que bien puede considerarse una de las postales inequívocas de la región. Desde aquí, hacia el noroeste, el visitante puede sumergirse en la Reserva Nacional.
Coyhaique cuenta con decenas de senderos y circuitos peatonales, la Laguna Verde, los valles circundantes y puntos panorámicos especialmente pensados para poder realizar una observación panorámica del valle donde se emplaza la ciudad de Coyhaique, todos ellos ubicados a menos de cinco kilómetros de distancia del centro.
Algo más allá, la región ofrece el denso paisaje del lago Elizalde, que con su alargada fisonomía corre entre bosques de lengas y coigües de particular belleza, al tiempo que constituye un verdadero paraíso para los pescadores por la abundancia de truchas que pueden encontrarse en sus aguas.
Puerto Chacabuco y Puerto Aysén
Al noroeste de Coyhaique, hay dos puntos también ineludibles para una visita: Puerto Aysén y Puerto Chacabuco. A ambos se llega desde Coyhaique bordeando el río Simpson en una ruta que permite, entre otras cosas, disfrutar de las hermosas vistas panorámicas del Mirador Luis Marchant y las maravillosas caídas de aguas de las cascadas Velo de la Novia y de la Virgen.
Distante algo más de ochenta kilómetros de Coyhaique, Puerto Chacabuco es una de las poblaciones más importantes de la región y centro de su movimiento fluvial. Desde aquí, los turistas pueden realizar excursiones por ríos y mares, que constituyen una de las experiencias más inolvidables de un viaje a Aysén. Perderse por las aguas entre los bosques nativos y fundirse con el mar navegando fiordos y canales genera en el visitante sensaciones de pequeñez frente a la inmensidad, frente a una soledad desmedida y paisajes sobrecogedores como los que ofrece el Parque Nacional Laguna San Rafael (declarado Reserva Mundial de la Biosfera) o las montañas de hielo que acompañan al navío, semejando brillantes joyas turquesas salidas del mar.
Por su parte, Puerto Aysén es un pequeño pueblo de poco más de quince mil habitantes cuyo principal ingreso proviene del turismo y la pesca, especialmente todo aquello derivado del salmón. Desde este puerto, ubicado en el interior mismo del fiordo de Aysén, los visitantes pueden realizar excursiones al Parque Aikén del Sur, que forma parte de una reserva ecoturística privada en un lugar de gran belleza natural.