¿BULLS O VÍCTIMAS? JUEGO VIOLENTO DE ROLES
24 de noviembre del 2016
∙ No alimentemos una problemática conductual que afecta a más de 18 millones en México
Datos proporcionados por la OCDE refieren la gravedad de un fenómeno social inmerso en nuestro país desde hace varios años atrás: Bullying. Una problemática que afecta tanto a chicos como a grandes, pero tienen peculiar impacto en los más jóvenes. Entre los resultados más contundentes se encuentra nuestro país encabezando la lista de los miembros de la OCDE como el más afectado por esta problemática, con un aproximado de 18 millones de afectados en 2014, cifra difícil de combatir. Ante este panorama la Secretaría de Gobernación y el INEGI informan las variables de con mayor reincidencia:
∙ 32.2% tienen entre 12 y 18 años
∙ 74% agredidos verbalmente
∙ 21% agredidos psicológicamente
∙ 17% agredidos físicamente
∙ 9% agredidos sexualmente
∙ 9% agredidos a través de cyberbullying
Sin embargo, más allá de cifras existe una raíz y factores del problema poco tocados por dificultad de estudio y delimitación de variables; todas esas causas y consecuencias internas (nivel personal) que te hacen susceptible de ser agresor o víctima de violencia, según sea el caso. La Universidad Nacional Autónoma de México, a través de un estudio llamado “Acoso Escolar Bullying. Diagnóstico Médico-Legal” afirma que dentro de la dinámica de bullying existen 3 actores principales que contribuyen a que esa conducta prevalezca: agresor, víctima y espectador. Mismos que son los factores de cambio y elementos de solución en la problemática.
Los dos actores con mayor influencia en cualquier situación de violencia son la víctima y el agresor, relación que puede traer consecuencias extremas graves y difíciles de combatir una vez establecidas, como lo puede ser una dependencia entre el maltratador y víctima, lo cual es difícil de desintegrar una vez cimentado. Fernando Rosales Collignon, experto en problemas de actitud a nivel empresarial y escolar, explica que la baja autoestima provoca ansiedad, tristeza profunda, sentimientos de depresión, e incluso, suicidio; la cual no solo es característica de las víctimas de bullying, sino también de los agresores y puede ser el impulso más grande para actuar violentamente con su entorno inmediato.
La adolescencia: donde nace, crece, madura y perdura esta problemática
Los adolescentes tienen una necesidad constante de sentirse aceptados, por lo que dedican mucho tiempo y energías a embellecer su apariencia y proyección exterior con el fin de ganar popularidad, siendo hoy en día las redes sociales su mejor aliado; lo que los lleva compararse con otros y llegar a sentirse mal individualmente, por lo tanto sentimentalmente a ser el blanco perfecto de bulleadores o en su defecto a convertirse en uno de ellos en su afán de aceptación.
Todo esto tiene sus bases psicológicas en la búsqueda de identidad y ciclo sentimental que se vive durante la adolescencia, por ello se puede inferir que el mayor número de agresores y agredidos se encuentra entre estas edades. La juventud en su constante construcción de identidad busca su valía en factores externos, afirma Rosales Collignon. Gran parte de su imagen se determina por la opinión de sus amigos, y la aceptación de su apariencia física depende de estereotipos y modas (es por eso que los millennial son muy importantes para la mercadotecnia). En las redes sociales buscan desesperadamente la aprobación de los demás y ser populares, atreviéndose hacer lo que jamás harían en persona, como arriesgar su privacidad, engañar a sus padres, hacer amistad con desconocidos e incluso, involucrarse en actividades sexuales peligrosas.
El problema y solución radica en la falta de identidad y quienes ayudan a construirla
El problema es la ausencia de identidad de los jóvenes y la falta de comunicación de los padres con sus hijos para ayudarles a encontrar su valía en sí mismos y no en el exterior, recomienda Rosales, la solución a éste y a muchos otros problemas de la adolescencia no está en reprimir ni en prohibir, sino en abrir canales de comunicación con los jóvenes para ayudarlos a que experimenten la plenitud de saber cuál es su verdadero valor.
Los padres de familia y maestros cargan una fuerte responsabilidad de orientar a los jóvenes, por ser autoridades inmediatas en sus diferentes ambientes, a que enfoquen su energía en actividades que ayuden a descubrir su identidad. Saber quiénes son y qué es lo que realmente los define les dará la motivación para desarrollar todo el potencial que hay dentro de ellos y para que aprendan como lidiar con situaciones de violencia o sentimientos negativos que los orillen a violentar.
Independientemente del rol que los adolescentes jueguen en el ciclo de violencia del bullying, es importante tener en cuenta lo siguiente y estimularlo para no seguir creando y dejando madurar a quienes pueden ser víctimas y agresores potenciales en un futuro:
- Equilibrio: Los jóvenes deben mantener equilibrado mente y cuerpo, las actividades extraescolares no deben ser opción pues son un camino más que ayuda a las personas a descubrir sus gustos, habilidades y poder sentirse satisfechas día a día.
- Comunicación: Por muy difícil que sea, los padres deben abrir un canal de comunicación estrecho y confiable con sus hijos, para identificar de inmediato si sufren de bullying o son bulleadores y saber qué tratamiento darle
- Herencia: Si los individuos se desarrollan desde pequeños en un ambiente sano, fuera de toda agresión difícilmente serán personas agresoras (al menos que haya alguna patología), pero no están exentos de sufrir bullying. Lo óptimo es mantener un vínculo de convivencia sano en la familia, pues es el núcleo principal de desarrollo humano y sustento de la sociedad.
La satisfacción en la vida se alcanza cuando identificamos cuál es nuestro propósito y se usan todas las características personales para cumplirlo, lo cual es un cambio fundamental en los jóvenes de México y el mundo para combatir este fenómeno que ha llegado a extremos inimaginables. En distintas etapas de la vida se atraviesa por circunstancias difíciles y negativas, donde puede haber críticas y rechazo; sin embargo no se puede dejar que las circunstancias, apariencia física, creencias, opiniones de otros sean las que define como persona a los individuos; y menos aún que sigan alimentando una problemática social.
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