LA TRASCENDENCIA DE CONTAR CON UN GOBIERNO CORPORATIVO PARA LA PREVENCIÓN DE FRAUDES
17 de mayo del 2006 | por José María Serralde Díaz
Una nueva cultura de legalidad para las empresas mexicanas
El concepto de gobierno corporativo se explica como un sistema de políticas internas, lineamientos y controles, que vigilan la operación de los distintos órganos administrativos y operativos de una empresa para la prevención del fraude. Sin embargo, en México el 73% de las empresas han rezagado sus decisiones en cuanto a la toma de acciones concretas para corregir este tipo de situaciones, y ocho de cada diez empresas establecidas en el país, carecen de mecanismos eficientes para detectar este fenómeno; así lo destacó el C.P. Ernesto Valenzuela –ex socio administrativo de Deloitte & Touché – en el marco del evento Counsel to Counsel, organizado por Martindale Hubbell, la compañía que conecta a los profesionales del área legal en 160 países en todo el mundo. Los abogados internos de las empresas más importantes de México se reunieron para conocer los mecanismos más eficientes que los conduzcan a fortalecer su control interno y así, reducir el riesgo de fraude en diversas áreas. En sesiones separadas, los asistentes trataron temas referentes al desarrollo de una cultura de negocios que reduzca esta problemática así como su detección oportuna dentro de las compañías. En cuanto al desarrollo de una cultura de negocios que prevenga la corrupción hacia dentro y fuera de las empresas, se enfatizó la importancia de promover políticas dirigidas a la construcción de gobierno corporativo y que ayude a desarrollar mecanismos de transparencia; no solo para aquellas que ya cotizan en la bolsa, sino como un sistema universal en la iniciativa privada mexicana. Esto con el fin de prevenir los fraudes e instaurar una práctica sana para el desarrollo de negocios en México, como enfatizó Felix Todd, Director Jurídico de Tubos de Acero de México, y co-chair en una de las sesiones . Actualmente un abogado corporativo se compromete a lograr que la compañía a la que representa, cumpla en todo término con los reglamentos nacionales e internacionales, sin perder el enfoque y el objetivo empresarial. De tal manera que está involucrado en la toma de decisiones y control interno de la empresa. Los diversos tipos de fraudes que pueden sufrir las empresas afectan no solo sus estados financieros, sino la reputación e imagen de la compañía. De ahí la importancia de la transparencia en las empresas, vital para generar un ambiente de certidumbre en el que tanto empresarios, empleados y terceros, perciban y constaten un sistema sano y confiable dentro de la iniciativa privada. Para lograr este escenario se enfatizó la importancia de realizar cambios al marco legal en el que se desenvuelven los empresarios, dando paso a medidas tan elementales como la de incorporar conceptos de gobierno corporativo a la Ley de Mercado de Valores y otros cambios a la Ley General de Sociedades Mercantiles. También se exaltó el compromiso para cumplir políticas y códigos de buenas prácticas: tanto de los directivos para favorecer la legalidad dentro de la empresa como la capacitación a todo el personal; “de forma que estas directrices, se filtren a toda la organización” como señaló Pedro Pozos de Prestaciones Mexicanas. Durante el evento, se resaltaron los casos de diversas empresas que ya han aplicado un sistema de prevención de corrupción con resultados muy exitosos. Medidas como la implementación de un código de ética dentro del contrato laboral o la regulación de los servicios a terceros por medio de auditorias periódicas han sido muy exitosas para el control de fraude interno. Sin embargo, cómo menciona Juan Carlos Castillo, de la firma Aguilar-Castillo-Love: “es el fraude a terceros, especialmente a los accionistas, un tipo de fraude más complicado y más difícil de controlar.”A pesar de que todavía queda mucho por hacer, la reflexión permitió visualizar mejores y más sofisticados sistemas de control interno y auditoria para controlar e impedir el riesgo de fraude. Actualmente existen una gran cantidad de medidas eficientes para prevenir la mala praxis, que van desde una cultura de legalidad y transparencia dentro de la empresa, hasta un gobierno corporativo que permita proporcionar una seguridad razonable para eficientar las operaciones, generar confiabilidad en la información financiera y dar cumplimiento a las leyes y regulaciones.