6 ACCIONES PARA MANTENER LA OPERATIVIDAD DE TU EMPRESA DURANTE LA CONTINGENCIA POR COVID-19
24 de marzo del 2020 | por Top Management
La actual pandemia del coronavirus COVID-19 ha puesto en jaque a los mercados internacionales. Aunque la prioridad ha sido la contención de la enfermedad, los impactos económicos ya se vislumbran significativos, y muchas empresas apenas están avanzando hacia establecer estrategias para mantenerse operando en medio de la contingencia que tiene los elementos de una mega-crisis: un conjunto de eventos a gran escala y velocidad, que provoca un alto grado de incertidumbre y reacciones emocionales negativas entre quienes la viven.
De acuerdo con expertos del IPADE Business School, en la etapa de anticipación, el establecimiento de mapas de riesgos y procesos o protocolos para prevenir la crisis son importantes; pero durante el evento inesperado, la adaptabilidad y flexibilidad de una empresa son factores muy importantes en el manejo y el aprendizaje efectivo de ella.
Para Pablo Buitrón, Profesor del área de Dirección de Personal de IPADE Business School, más que planes, se requieren acciones de respuesta que ayuden a la organización a blindar los procesos críticos y así afrontar con mayor probabilidad de éxito la crisis. A continuación se presentan 6 acciones clave para mantener la operatividad de una empresa:
- No subestimar. Frecuentemente, los líderes subestiman el impacto de las crisis, especialmente en las etapas tempranas. Aunque nunca beneficia al negocio una visión pesimista, se debe cuidar mucho el exceso de optimismo.
«Los líderes deben mantener la calma y ser objetivos respecto a la realidad cambiante. Y una vez diagnosticada la realidad con la mayor objetividad posible, deben entonces actuar con determinación», destaca Pablo Buitrón.
2. Mantener una comunicación efectiva. Una comunicación clara y transparente, constante y consistente, respecto a lo que se sabe y no se sabe es crucial en medio de una contingencia. La comunicación no debe cesar una vez que la crisis se supere.
3. Delegar al talento. En cuanto a la estructura organizacional, más que usar la jerarquía tradicional, se debe empoderar a equipos multidisciplinarios de respuesta rápida, con la capacidad de tomar decisiones y ponerlas en práctica rápidamente. La diversidad de ideas no solo vuelve a la empresa más flexible ante la crisis sino que puede mejorar el desarrollo de soluciones, especialmente si la cultura corporativa fomenta la expresión y el respeto por perspectivas diversas.
4. Priorizar la dimensión humana. Las empresas son, ante todo, comunidades de personas. Comprenderlo debe ser el primer paso para enfrentar adecuadamente cualquier crisis y en particular una como la del coronavirus, la cual tendrá grandes costos humanos. La prioridad para el líder es reconocer estos costos, y poner siempre en primer lugar la dimensión humana a la hora de analizar situaciones y diseñar soluciones.
5. Integrarse socialmente. Las empresas son parte de sistemas industriales, económicos y sociales más amplios que también están bajo un gran estrés. Quienes no vean sus cadenas de suministro o ecosistemas de manera integral tendrán un impacto limitado. El apoyo a los clientes, socios, colaboradores y demás partes interesadas en un momento de adversidad puede crear buena voluntad y confianza duraderas.
Por otro lado, para Yvette Mucharraz y Cano, Profesora del área de Dirección de Personal del IPADE, el objetivo en la gestión de desafíos dinámicos e impredecibles, como la actual contingencia por el COVID-19, es mantener a la empresa resiliente, entendiendo la resiliencia como la capacidad de sobrevivir y prosperar a través de eventos impredecibles, cambiantes y potencialmente desfavorables. Para ello, el aprendizaje es clave.
6. Aprender de la experiencia. Parte importante para trascender una crisis es el aprendizaje que puede brindar a la organización. Incluso mientras se desarrolla la contingencia, las respuestas y los impactos deben documentarse para su posterior revisión y extraer lecciones.
«Si se a naliza con atención lo ocurrido, tanto lo que pudo evitarse, como lo que ocurrió y sus consecuencias, se puede recabar información de alto valor que enriquecerá las capacidades de la organización, fortaleciéndola en el presente y preparándola para seguir desarrollándose en el futuro», asegura Yvette Mucharraz.