17 DE MAYO: DÍA MUNDIAL DE LAS TELECOMUNICACIONES Y DE INTERNET
16 de mayo del 2010
Los últimos años han sido testigos de una revolución tecnológica de grandes magnitudes en la esfera de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC´s). Con la intención de “despertar la atención de todo el mundo en el papel estratégico que la Unión Internacional de las Telecomunicaciones UIT puede desempeñar para reducir la pobreza y crear oportunidades de desarrollo a largo plazo, los Miembros de la UIT eligieron como tema del Día Mundial de las Telecomunicaciones desde 2004: Las TIC abren el camino al desarrollo sostenible.”[1]
El principal avance que esta revolución ha traído es un aumento muy significativo en la productividad ya que al facilitar el acceso a la información, cada día disponible en mayores cantidades, las TIC´s y más específicamente las telecomunicaciones permiten a las empresas identificar nuevas oportunidades de negocios utilizando menores recursos. Por lo tanto, se han convertido en un determinante de la competitividad de las empresas y de los países en su conjunto. Por ejemplo, hoy sabemos que las naciones e incluso regiones con sistemas de comunicaciones rudimentarios o ineficientes son menos competitivas en el mercado dado que sus firmas presentan limitaciones de comunicación y elevados costos de transacción para realizar sus órdenes, recopilar y procesar datos, buscar servicios, etc. De aquí que la brecha digital sea equiparable a la brecha de desarrollo entre los países.
Otro de los beneficios que generan las telecomunicaciones es mayor bienestar de las personas, facilitando la comunicación con sus familiares y amigos, ahorrándoles tiempo en diversas transacciones, etc. Por ello, cada vez se da un uso más intensivo de las telecomunicaciones y, en general, de las TIC, pues es innegable que en la actualidad la mayoría de las personas tenemos un mayor consumo de dichos bienes y servicios, y para comprobarlo basta hacer la analogía entre el consumo de éstos en la década de los 80’s en comparación con el de la actualidad; hace veinte años solo consumíamos telefonía local y de larga distancia, fax, satélites y empezaban a surgir las computadoras (las cuales no estaban conectadas entre sí) y la mayoría de estos eran consumidos por personas adultas.
Sin embargo, en la actualidad vemos que la cantidad de bienes y servicios de telecomunicaciones se ha multiplicado varias veces ya que ahora no solo contamos con los mencionados con anterioridad sino que han aparecido nuevas variantes de éstos, así como nuevas formas de comunicarnos como la telefonía móvil, el Internet, radiolocalizadores, conexiones inalámbricas como el WiFi y Bluetooth, mensajería instantánea, televisión y radio satelital, uso masivo de las computadoras sin las cuales muchas de éstas cosas no funcionarían. Vale la pena mencionar que todos éstos tienden a converger y cada vez es más fácil mandar un email desde un teléfono móvil o hablar con alguien por medio del internet y, además, su consumo se dispersa en gente de todas las edades, lo cual nos lleva a sugerir que el hombre se está convirtiendo en una especie de Homo-Telecom con un consumo intensivo en servicios de telecomunicaciones.
El cambio en la intensidad del uso de estos servicios se ve reflejado en el crecimiento que el sector ha tenido, por ejemplo, durante los últimos veinticuatro años mientras que la población creció en 54% y el PIB lo hizo en 72%, el número de líneas fijas pasó de 2.7 millones en 1980 a 19.3 millones en 2010, es decir, aumentaron alrededor de 900%. Más aún, si incluimos los 84.7 millones de líneas móviles, podemos decir que el número de líneas en México aumentó en 1751%.
Sin embargo, pese al optimismo que estas cifras traen consigo, si comparamos nuestro número de líneas fijas por habitante, o teledensidad de 78.4%, con la de otros países latinoamericanos como Argentina, Brasil y Chile, encontramos que aún estamos muy por debajo, ni que decir de Estados Unidos o la Unión Europea.
Por otro lado, la distribución de los servicios de telecomunicaciones, al igual que la de la riqueza, es demasiado asimétrica concentrándose entre los niveles socioeconómicos más altos, quienes tienen cobertura total por hogar e incluso servicios avanzados de banda ancha, en contraste, los niveles socioeconómicos bajos sólo cuentan con una línea de teléfono por cada 10 hogares y con baja utilización ampliando la brecha digital interna.
Al ser México un país con déficit de infraestructura en telecomunicaciones, debemos estar atentos a la articulación de políticas públicas sectoriales que maximicen esa necesaria capitalización de todos los agentes económicos del sector, no solo de unos cuantos. Más aún, la satisfacción efectiva y plena de las necesidades de nuestra sociedad en términos de conectividad, requiere el aprovechamiento de otras redes existentes como las eléctricas que, de no hacerse, representarían un desperdicio social que no podemos darnos el lujo de tener.
Con todo, las políticas públicas para el desarrollo del sector de las TIC deberán jugar el papel múltiple de aprovechar el potencial que brindan las nuevas tecnologías, a la vez que contribuiría a aminorar los efectos perniciosos de la actual crisis económica mundial, que ya comienza a hacerse propia de cada país y que afecta horizontalmente a todos los sectores de las economías.