BREXIT: EL INICIO DE UNA INCERTIDUMBRE GLOBAL

29 de junio del 2016 | por Marta Ochman

El triunfo del Brexit en el referéndum del 23 de junio ha abierto un periodo de incertidumbre, cuyo final es difícil de vislumbrar. A pesar de que tanto el gobierno de Reino Unido como la Comisión Europea y las instituciones financieras se han preparado para este escenario, una vez convertido en realidad, nadie sabe con exactitud cómo proceder, y la incertidumbre sobre el arreglo final entre la Unión Europea y Reino Unido arrastra a la baja los mercados financieros, afectando la economía mundial.

Teóricamente, el camino de la desvinculación del Reino Unido de la Unión Europea es claro: dado que el referéndum no es vinculante para el gobierno, el parlamento británico debe aprobar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, el gobierno británico debe presentar una notificación oficial a las instituciones europeas e iniciar un proceso de negociación de la separación, que debe terminar dentro del periodo de dos años. Una vez concretado el divorcio, iniciarían las negociaciones de las nuevas relaciones.

La realidad es mucho más compleja. El primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, anunció su dimisión y declaró que la notificación y la negociación, le corresponderán al nuevo líder del Partido Conservador, que será electo a principios de octubre (aunque bajo presión de sus contrapartes europeas, admitió que podría adelantarse al mes de septiembre). La ministra principal de Escocia -una de las naciones que conforman el Reino Unido y cuyos ciudadanos votaron mayoritariamente a favor de la permanencia- ya anunció que los representantes de su partido en el Parlamento de Westminster podrían vetar la aprobación de la legislación correspondiente, así como lo haría el Parlamento de Escocia, cuyo consentimiento es necesario, igual que el de los parlamentos de Gales (favorable al Brexit) y de Irlanda del Norte (favorable a la permanencia en la Unión Europea).

De parte de la Unión Europea, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y el presidente de Francia, Francois Holland, son partidarios de presionar a Reino Unido para que inicie el proceso lo antes posible, mientras que las declaraciones de la canciller alemana Angela Merkel son más conciliatorias. De cualquier manera, el posponer el inicio de la negociación no es una solución favorable para ninguno de los actores implicados, porque los mercados siguen castigando la incertidumbre.

De igual manera, no hay forma de prever cómo será el acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea. Los partidarios del Brexit vendieron a los electores la futura relación como una variante del modelo suizo o del modelo noruego, ninguno compatible con su promesa de suspender la libre movilidad de personas entre la UE y Reino Unido. Tanto Noruega como Suiza tienen acceso al mercado común europeo porque respetan el principio de libre movilidad, de hecho, ambos son miembros del espacio Schengen, mientras Reino Unido se mantuvo fuera de éste. Es decir, en cuanto a libre movilidad de personas, Noruega y Suiza están más integrados con la Unión Europea de lo que ha sido Reino Unido como país miembro. Ambos países también contribuyen al presupuesto europeo. En el caso de Noruega, el modelo más mencionado pro los partidarios del Brexit, la contribución de este país es de aproximadamente 80 euros por ciudadano, equivalente a contribuciones de Francia o Italia, y por arriba de las contribuciones británicas.

Para Reino Unido, el acceso al mercado común europeo es vital, no solo para los productos, sino -y ante todo- para los servicios financieros, que han convertido a la City londinense en uno de los centros más importantes del mundo financiero. Es ingenuo pensar que la Unión Europea va a permitir que Reino Unido conserve todas las ventajas del mercado común sin cumplir con lo que la Unión Europea siempre ha considerado un principio inviolable de este mercado: el derecho a la libre movilidad de los trabajadores. Aquí el ejemplo de Suiza es también ilustrativo: cuando en febrero de 2014, los suizos en un referéndum decidieron imponer cuotas a trabajadores de los países comunitarios, la Comisión Europea inmediatamente anunció la suspensión de los derechos de Suiza de participar en varios programas europeas, incluyendo el más importante para Suiza: la cooperación científica y de movilidad académica (Horizonte 2020, Erasmus y Erasmus+), que obligó a Suiza a renegociar sus compromisos y ceder en el tema de libre movilidad.

En resumen, nadie niega que el costo de esta decisión será alto, tanto para Reino Unido como para los países miembros de la Unión Europea, y de la zona euro sobre todo, que apenas empezó dar señales de estabilidad. Las elecciones de este domingo en España otra vez apuntan a dificultades serias para formar un gobierno. El próximo año, Francia y Alemania vivirán elecciones, que indudablemente harán resurgir voces populistas y de extrema derecha, pidiendo seguir el ejemplo de Reino Unido. El panorama electoral en Estados Unidos sólo profundiza la incertidumbre, y esta vez mucho más cerca de la realidad mexicana.

De ahí que en los próximos dos años, México tendrá que vivir las consecuencias de la incertidumbre y crisis global. La desconfianza, el temor ante un futuro incierto, favorece inversiones seguras: el alza del dólar y del precio de oro son una señal muy clara que los mercados emergentes vivirán escasez de inversión. Reino Unido ha sido sexto socio comercial para México entre los países de la UE y su importancia creció desde la firma del Acuerdo global México – Unión Europea. Una vez fuera de la UE, Reino Unido tendrá que negociar los acuerdos comerciales con todos sus socios, y ante la importancia de mercados como Estados Unidos y los países de Commonwealth, incluyendo a Canadá y Australia, las relaciones económicas con México no serán una prioridad.

Acerca del autor:

Marta Bárbara Ochman Ikanowicz es Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Iberoamericana, Profesora de planta en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, y del Departamento de Derecho y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, donde imparte materias en el área de Teoría Política (Participación ciudadana, Negociación) y Política Internacional (Estudios Europeos). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Es autora del libro “El Occidente dividido: relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Europa”, y “La reconfiguración de la ciudadanía. Los retos del globalismo y de la postmodernidad”. Ha colaborado en varios libros colectivos, así como en revistas indexadas.

Experta en Europa Contemporánea, Rusia, Países postsoviéticos y políticas públicas.

Fotografía: Reuters

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