AUTORREALIZACIÓN DEL EMPLEADO: EL CAMINO HACIA EL DORADO

AUTORREALIZACIÓN, META4

7 de abril del 2016 | por Meta4

La autorrealización del empleado es el ideal de la gestión del talento en una compañía. Las acciones de motivación y retención de los colaboradores apuntan a conseguir trabajadores que realicen sus tareas en armonía, felices y comprometidos con la organización. Es lo que llamamos “El Dorado”, ese oasis repleto de riquezas que nos espera al final de un largo camino.

La autorrealización es cuando los empleados tienen tal grado de satisfacción que están felices con su trabajo, lo realizan con un alto grado de compromiso y sin conflictos con sus compañeros.

La frontera entre casa y trabajo se vuelve borrosa. La ejecución de las tareas es más importante que el cumplimento del horario. Los problemas se resuelven de manera natural, sin la necesidad de la intervención de un supervisor. Las tareas de supervisión se vuelven mínimas. En otras palabras, la organización funciona a su máximo nivel, con trabajadores flexibles y felices y comprometidos que hacen suyos los objetivos de la compañía.

Decimos, por eso, que esta fase es “El Dorado” al que toda organización flexible e innovadora aspira. Es la escala superior de la Pirámide de Maslow empresarial. El famoso psicólogo estructuró su pirámide de necesidades humanas desde las más elementales en la base (fisiológicas) hasta la que involucran felicidad (amor, estima y autorrealización). En la gestión y retención del talento podemos trazar un paralelismo: buscamos lograr organizaciones innovadoras con empleados felices, comprometidos y dispuestos a ampliar su jornada laboral de ser necesario.

AUTOREALIZACIÓN, META4, DORADOPara llegar a El Dorado hay que subir varios escalones. Lo más elemental en una compañía es definir sus necesidades organizativas básicas. Luego deberá adquirir herramientas para detectar y medir el talento. El siguiente paso es favorecer y alentar el desarrollo de ese talento, de manera tal orientar los esfuerzos a la retención de los empleados más valiosos. Para avanzar otro escalón habrá que preguntarse qué se puede hacer para mejorar en esa promoción de trabajadores, en cómo amalgamar sus objetivos y anhelos con los de la firma. En El Dorado, la búsqueda, promoción y recompensa del talento funciona a la perfección y la supervisión es mínima.

La autorrealización del empleado es beneficiosa para la compañía desde distintas aristas. Para empezar, es mucho más fácil retener a un trabajador talentoso si es feliz desempeñando sus tareas en la organización. Los empleados talentosos tendrán más oportunidades laborales fuera de la compañía, pero si ese talento es valorado y gratificado será más difícil para el competidor llevárselo.

El talento, a su vez, se retroalimenta. Un trabajador feliz está más comprometido y alineado con los objetivos de la compañía y, por lo tanto, crece profesionalmente. El empleado activo se volverá proactivo y propondrá alternativas para mejorar y cumplir los objetivos. Una organización innovadora y flexible aprovechará estos progresos y los recompensará; el engranaje a este nivel está tan aceitado que parecería avanzar siempre y sin detenerse.

Llegar a El Dorado no es fácil. Hasta podría decirse que parece imposible. El Dorado es, sobre todo, una meta, un anhelo que toda organización innovadora debe tener en el horizonte para estar atenta a la detección y retención del talento. Empleados felices y comprometidos. Ahí está la clave del éxito.

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